05 Dic FIESTAS DE LA VIRGEN DE YECLA
Las Fiestas Patronales de Yecla, tienen su origen en el reclutamiento de una compañía de yeclanos bajo el mando del Capitán Martín Soriano Zaplana, que marchan a la «Guerra de Cataluña” en 1642, llamados por el Rey. Tras seis meses de estancia en el puesto de guarnición de Vinaroz, regresan sin novedad.
El sentimiento religioso de aquellos yeclanos les llevó, en actitud de agradecimiento, por lo incruento de su expedición, a subir al Santuario del Castillo, en acción de gracias, ante la imagen que entonces existía de Ntra. Sra. de la Encarnación y desde entonces, todos los años, bajan a la Patrona, disparando con arcabuces en su honor, a la entonces Parroquia de la Asunción.
En el año 1786 se promulgan las primeras Ordenanzas de las Fiestas Patronales, de carácter obligatorio, referidas a la actuación de la soldadesca, estableciéndose los actos y las figuras más representativas de las Fiestas. Estas Ordenanzas fueron sustituidas por unas nuevas en 1984.
Ya en el S. XIX, con la inauguración, en 1868 de la Basílica de la Purísima, se determina que a partir de ese año, la Virgen se aloje en esta Iglesia durante los días de las Fiestas.
En nuestro siglo, el párroco arcipreste José Esteban Díaz, constituye en 1932 la actual Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción, entidad que se encarga de organizar los actos festivos.
En 1954 se procede a la Coronación Canóniga de la Virgen del Castillo, por decisión del Papa Pío XI. A partir de entonces, el arraigo de la fiesta entre los yeclanos ha ido incrementándose continuamente, fructificando nuevos actos como la Ofrenda de Flores, las actividades de las diversas escuadras, el pregón, los actos culturales de mayo y noviembre, etc.
El Día de la Bajada, se inicia con la Alborada, en el atrio de la Basílica de la Purísima para a continuación encaminarse, disparándose siempre los arcabuces, hasta el Santuario del Castillo, desde el que proceden al traslado de la Patrona de Yecla hasta su Basílica. En el recorrido, el Mayordomo juega la Bandera ante la Virgen, a la salida del Santuario, en el llamado Paso de la Bandera y a la entrada a la Basílica, mientras que los arcabuces, sin interrupción, intensifican sus disparos.
Ese mismo día, por la tarde, las diferentes escuadras proceden al acto de la Ofrenda de Flores, tras un recorrido por las calles céntricas de la ciudad.
El día 8 de diciembre, día grande de estas Fiestas, el nombramiento de clavarios y el desfile de la soldadesca, da paso a la Procesión con la imagen de la Patrona, en la que el Mayordomo repite el mismo ritual con la Bandera, a la salida y especialmente a la entrada de la Virgen a la Basílica, en medio de un estruendo ensordecedor de todos los arcabuces disparando.
Por último, a los nueve días como mínimo, en el domingo siguiente, con el mismo orden, protocolo y ceremonial observado en la Bajada se procede a la Subida de la Virgen a su Santuario.